Un homenaje amoroso
Janis Loraine Allgood
1 de marzo de 1928-24 de julio de 2010
Presentado por Joyce Lambert
Crecí viendo a mamá cantar en la iglesia y en otros lugares. Recuerdo tan vívidamente cantar April Showers con ella y otras dos niñas en un banquete de la iglesia entre madre e hija. Yo tenía 7 años. Cruzamos el escenario en fila detrás de mamá, todos con vestidos amarillos como pollitos siguiendo a su madre, haciendo girar sombrillas de colores. Mamá hizo mi vestido a juego con el de ella.
Porque ella actuó, yo actué y actuamos juntos. Ella siempre estuvo ahí, entre el público, en mis recitales de piano. Mamá me hizo los vestidos para el recital y los cortó para poder usarlos en la iglesia. Una Navidad, la muñeca que me trajo Papá Noel llevaba el mismo vestido que yo tenía para Navidad. ¿Como el hizo eso?
Mi mamá me apoyó en las actividades de mi infancia: Brownies, Girl Scouts, cocinar, tocar el piano y cantar. Ella fue mi defensora e intervino ante papá cuando estuvo segura de saber qué era lo mejor para mí... un pollito, un gatito, un vestido, un peinado... y papá aceptó. ¿Cómo podría no hacerlo? Mamá podría ser una fuerza silenciosa. Ella me animó en silencio, sin regañar ni criticar. Las pocas veces que intentó guiarme fueron más sugerencias que directivas: “Quizás quieras usar una combinación con ese vestido”, que se tradujo de sus pensamientos reales: “¡Arghhh, puedes ver a través de eso! ¡Mi pequeña niña! ¡No!"
Ella estuvo presente cuando me iba a casar a los 20 años e hizo todo lo posible para que mi día fuera especial. Ella me dio una despedida de soltera y yo le regalé una foto de revista del vestido que quería. Lo hizo hacer con precisión (hasta las pequeñas perlas cosidas en la falda) por una mujer hispana en una pequeña tienda en el centro de Los Ángeles, cerca de donde trabajábamos en Mobile Oil. Me quedé muy impresionado. La amaba mucho y sabía cuánto ella me amaba.
La propia historia de nuestra madre personifica la valentía y la perseverancia e inspira esperanza y amor. Los desafíos de su vida no provocaron una queja amarga ni un susurro de rendición o culpa. Ella simplemente nos amaba y siguió adelante. Con el ejemplo, ella me enseñó a ser mamá.
También puedes donar por correo. enviar un cheque a:
HopeWest
3090 N. 12th Street
Grand Junction, CO 81506