Al transformar su jubilación en una misión llena de amor y menear la cola, Leslie ha sido una voluntaria dedicada a la terapia con mascotas en HopeWest desde 2016. Junto con sus queridos perros, Arnold, Luna y Toby, Leslie ha donado más de 1100 horas de terapia con mascotas a nuestra comunidad, visitando a pacientes en centros de vida asistida, hogares de ancianos, hogares privados, hospitales e incluso brindando una presencia reconfortante a los miembros del equipo de HopeWest.

Después de presenciar la atención compasiva que recibió su padre a través de un hospicio, Leslie sintió el deseo de retribuir, aprovechando al máximo su nuevo tiempo con sus perros de una manera significativa. Lo que comenzó como un tributo personal a la memoria de su padre se ha convertido en más de 800 visitas de pacientes llenas de sanación y consuelo. En promedio, son alrededor de 115 visitas cada año, casi 2 o 3 cada semana, además del entrenamiento necesario para cada compañero canino.

Al principio, Leslie no estaba segura de si ella y sus perros estaban teniendo un impacto real hasta que recibió una llamada urgente de un centro de vida asistida que visitaba con frecuencia. El personal le informó que un paciente se acercaba al final y podría no sobrevivir a la noche. Le preguntaron si Leslie podría venir a hacer una última visita para consolarla.

Leslie y su perro Luna corrieron a las instalaciones. Al llegar, encontraron al paciente que no respondía y aparentemente no se daba cuenta de su presencia. Leslie habló suavemente con la paciente, con Luna tranquilamente a su lado. Después de unos 15 minutos, sintiendo que su presencia pasaba desapercibida, Leslie le susurró a Luna que sería mejor que se fueran. Justo cuando se giraban para irse, la paciente extendió su mano y la colocó suavemente sobre la cabeza de Luna y luego por su brazo. Utilizando las últimas energías que le quedaban, la paciente demostró que estaba consciente y agradecida por su visita. Este momento fue revelador para Leslie, destacando la comunicación silenciosa pero poderosa que sus perros podían facilitar.

Desde esa noche, la confianza de Leslie ha aumentado, sabiendo que cada visita a sus perros brinda alegría y una muy necesaria sensación de normalidad a quienes ya no pueden tener mascotas. Leslie entiende que estos momentos de acariciar a un perro o recibir una caricia pueden aligerar significativamente la pesada carga de la soledad.

Entrenar a cada perro para este trabajo especializado requirió paciencia y perseverancia. Los tres perros de Leslie fueron rescatados y cada uno necesitó una preparación específica para garantizar que estuvieran preparados para la tarea. Arnold, Luna y Toby pasaron cada uno rigurosas pruebas de comportamiento, obediencia y temperamento, y viajaron varias veces a Montrose, CO para evaluaciones.

La historia de Leslie y las conexiones que han hecho sus perros son un testimonio del impacto de la terapia con mascotas en los cuidados paliativos. Su viaje continúa inspirando a una nueva generación de voluntarios, difundiendo un legado de compasión y consuelo en toda la comunidad HopeWest.

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